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El alma poética del ajedrez

En honor a Caissa

Caissa es la musa del ajedrez. Pero no proviene de la tradición griega, ella no existía hasta que en 1513 el poeta italiano Marco Giorolamo Vida le dio vida, valga la redundancia, en su poema Schacchia Ludus. Tiempo después, como el latín derivó en otras lenguas, la pobre Schacchia perdió su nombre, sin pasar por el registro civil ni nada, y por decisión del pueblo llano se convirtió en Caissa (ver nota a pie de página). Pero ese cambio de nombre no impidió que el ajedrez siguiera su tradición milenaria. Al contrario, quizás fue la musa quien, con su inspiración y belleza, sedujo a muchos otros a partir de ese momento. Fue precisamente durante el siglo XVI cuando el ajedrez floreció y definitivamente se instauró en toda Europa, cruzó fronteras, mares y culturas para quedarse por siempre con la Humanidad.

Caissa, como todas las musas, nació del árbol de las Hespérides. Ella habita en el bosque, donde a todo niño le gusta jugar y donde todo hombre que escucha a su corazón vuelve a ser niño de nuevo. ¿Qué une a hombres y niños que viven en realidades a menudo tan separadas? La imaginación, el espíritu creador.

Nota: Schacchia Ludus significa, literalmente, "El juego del Ajedrez", es decir, Schacchia es Ajedrez, no el nombre que Marco Giorolamo eligiera para designar a la musa del ajedrez. El origen del mito moderno, se debe en realidad al poeta Sir William Jones, quien, con tan solo 17 años de edad, escribió en 1763 su poema "Caissa or the game at Chess". Lo cierto es que Jones se inspiró en el poema de Giorolamo, de dos siglos y medio más de antigüedad. El nacimiento de Caissa como musa del ajedrez se le debe a W.Jones, pero su inspiración fue gracias a un autor anterior.

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